jueves, 4 de agosto de 2011

Eso mismo.

Desde luego hay cosas que nunca entenderé.
¿Por qué una persona tiene que reprimir su verdadera personalidad para encajar? A este tipo de situaciones son las que yo llamo ser gilipollas. Bien, ¿porque?. Fácil.
O tu eres un retrasado por no expresar como realmente eres o ellos son unos sucios necios que tiene prejuicios estúpidos para sus mentes estúpidas. Eso no es todo, lo que mas me agrada es que probablemente la cosa sea que eres un retrasado por no expresar como realmente eres (Y) ellos son unos sucios necios que tiene prejuicios estúpidos para sus mentes estúpidas.
Bien luego esta la gente a la que vulgarmente se le suele decir fantasma. ¿Que es un fantasma? Si estáis pensando en una imagen de una persona muerta que, según algunos, se aparece a los vivos estáis en lo incorrecto. O quizás no os equivocáis ya que personas que mienten continuamente ves a diario y realmente si tienen que mentir y presumir de algo que en realidad no ha pasado o no posee para llamar la atención, entonces si que están muertos. Ya que su vida se construye sobre una base de cartas en forma de castillo que sabe que de un momento a otro, ya sea por un brusco movimiento, o que se lo lleve el viento, caerá.
Bien ahora que ya he puesto dos ejemplos de algo que nunca entenderé, ahí va algo que aún considero peor.
Si sabéis las consecuencias de todo este tipo de actitudes, ¿por que coño seguís así?
En serio paso, cuanto más pienso más odio, así que a diferencia de todos ustedes voy a dejar de pensar sobre lo que no me incumbe. Y con esto y un bizcocho, por el culo te la hinco y nos vemos en el bar a las 8.

Firmado: Mr Leddy.

martes, 12 de julio de 2011

La vió.

Él la vio entrando por esa puerta, tímida y dudosa por donde quedarse a esperar. Fue una entrada de lo mas increíble, ya que nada mas poner un pie dentro de aquella habitación el silencio se hizo escuchar.
No podía creer que en aquel cutre antro pudiera ver tal semejante belleza. Después de observarla durante lo menos cinco minutos, aún no se lo creía. Y más de una mirada tuvo que apartar porque ella se la devolvía y le hacia incomodar.
En ese momento el supo que algo más que simple atracción era lo que le había hecho saber que debía conocerla. Pasaron las horas y el chico no podía parar de pensar en el momento de la salida para poderla volver a ver y si por un acto de valentía se atrevía a hablarle.
Sí lo hizo, le habló, pero fue con una excusa tonta pero oportuna por la situación en la que se encontraban. El pomo de la puerta de aquel portal estaba extraviado y por cortesía empezó a indicarle como podía abrirla. Antes de que terminara de explicarle, ella ya lo había logrado. Fue algo muy curioso, había sido la única persona que había conseguido abrir la puerta sin tener que preguntarle, en todo el tiempo que llevaba en el portal.
En los siguientes días el estaba ansioso por volver a verla, pero esa semana la pudo ver solo un día más, cosa que le fastidió porque significaría que solo coincidirían esos días durante todo el verano. No le parecía suficiente con verla dos días a la semana.
A la semana siguiente el lunes la volvió a ver y muchísima ilusión le hizo poder volver a verla. Al salir él se fue a dar un paseo para matar tiempo con un colega. Y los dos se dieron cuenta de que estaba siguiendo el mismo camino que ellos tomaban.. Con la tontería el colega de él decidió hacerle la típica pregunta tonta para acercarte a una mujer. Le preguntó la hora y con pinta de estar un tanto nerviosa, le contestó. Pudo volver a escuchar aquella melodiosa y dulce voz, que ya casi ni se acordaba de como era. Le hizo ilusión por muy tontería inoportuna que le pareciese aquella pregunta.
Lo que más le fastidiaba sin duda, era no conocer si quiera el nombre de aquella persona que por alguna razón le atraía de esa manera.
Al siguiente día la volvió a ver aunque esta vez apenas, ya que se dio cuenta cuando ya se estaba marchando, cosa que le desilusionó un tanto.
Desahogando aquellos pensamientos escribiendo un relato, se dio cuenta de que en realidad lo que le haría desahogarse de verdad sería mostrarle ese relato a ella.
Aunque fuese un poco cobarde por no hablar con ella e intentar conocerla de una manera mas normal, tenía claro que prefería ser un cobarde porque sería un cobarde, pero un cobarde desahogado.

miércoles, 6 de julio de 2011

Se feliz mientras tu ignorancia te lo permita.

El otro día fui al peluquero porque ya tocaba pelarme, entre que me hacía falta y el calor que hace era una buena elección.
Al llegar al lugar, el peluquero estaba pelando a un hombre de unos 30 años de edad que tenía un hijo de unos 5 años de edad, el cual esperaba ansioso en los sillones de la sala a que su padre terminase al igual que yo.
Resulta que el chaval tenia unas gafas de sol que para el tamaño de su cabeza se quedaban muy grandes, era gracioso y ridículo.
Él esperaba a que le prestase atención para quitarse y ponerse las gafas de miles de maneras diferentes para presumir de que tenía eso que para el era algo increíble.
Recuerdo que empezó a desvariar pero en fin no se puede pedir mucho mas de un niño de 5 años; se quito las gafas les dio la vuelta y se las puso al revés y casi se les caen al suelo ya que su nariz no era capaz de aguantarlas. Después le dio la vuelta a la silla, miro hacia atrás para ver si le estaba observando y se colocó las gafas detrás en la parte de la nuca.
Después de eso yo ya estaba alucinando, estaba un poco pirado pero en fin me hizo sonreír en varias ocasiones. Por un momento fui tan feliz como él, consiguió que volviese a la infancia y me hizo recordar aquellos días en los que cualquier gilipollez me hacia ser el personajillo mas feliz de todos.

jueves, 30 de junio de 2011

Ding Dong.

El timbre sonó, mientras se acercaba hacia la puerta dio la ultima calada a su cigarro. Soltando el humo mientras miraba por la mirilla no pudo ver nada detrás de la puerta. Extrañado decidió abrir y ver si alguien andaba cerca. Al no ver a nadie por los alrededores de la casa entró en la misma muy extrañado e intrigado por quien había podido ser.

Horas más tarde, mas o menos sobre las 4 de la madrugada el timbre volvió a sonar. Muy asustado teniendo en cuenta las horas que eran, cogió un palo de metal que usaba para sostener una pata rota de la mesa de su cocina y se decidió a abrir. Al abrir solo había una CD que colgaba de un hilo de pescar, que estaba atado en una especie de techado que había en la entrada de su casa. 
Intrigado y asustado como el que más, escucho el contenido del CD. En el cual se podía escuchar la voz de una dulce niña entre carcajadas que decía: A la tercera va la vencida.

El hombre sin saber como interpretar el mensaje decidió no darle muchas vueltas y tras asegurarse de que todo estaba bien cerrado volvió a la cama. El pánico no le dejaba dormir.
Una única hora había pasado desde que el timbre sonó por última vez pero para él fue como sus 38 años de vida. Entonces sonó.
Esta vez aterrado no quiso abrir pero lo que más le asustaba es que no insistía quien quiera que fuese.
Casualmente el reloj extraviado de su salón marcaban las tres menos cinco y la aguja avanzaba hacia las tres pero siempre se quedaba marcando aproximadamente las 3 menos un minuto.
El sonido de las agujas del reloj era agobiante.
Como por arte de magia el reloj se soltó de la pared impactando contra el suelo de una manera brutal, cortando todo el silencio de la noche.
Sin fuerzas y agotado de no haber dormido casi nada en toda la noche, se levanto y cuando miro al reloj, estaba marcando las tres. ¿Os imagináis lo que viene ahora?

miércoles, 29 de junio de 2011

Mierda.

Pateando las calles, con la mirada el frente y fría como el propio hielo; asustando a viejas, a niños e incluso a algunos adultos; escuchando ruido agresivo que llega a intimidar a cualquiera; con un rostro que expresa dolor, temor y furia.
¿Sois capaces de atreveros a marginarme o mirarme mal por ser como soy, vestir como visto y escuchar lo que escucho?
Joder si voy así es porque mi ser expresa la mierda de sociedad que formáis con vuestras miserables vidas. Mi existencia es culpa únicamente de ustedes mismos.
Iros a tomar por culo hipócritas.

martes, 28 de junio de 2011

Reflejos.

Me encontraba solo delante del espejo, observaba los segundos pasar delante mía como el vagabundo que observa la gente como muerta pasar, no sabia que hacer si decidirme a salir de aquella habitación, o seguir allí.
Sabía que no estaba aprovechando el tiempo, pero eso no me importaba porque eramos tan parecidos, me sentía en armonía con él. No comía, ni si quiera bebía.

Era una situación un tanto extraña teniendo en cuenta que él y yo no hablábamos, pero si me imitaba, al principio creía que se burlaba de mi, luego le pille la gracia y era su humor.
Cogí confianza con él, con el simple hecho de compartir una mirada que expresaba exactamente el mismo dolor que mis ojos exhaustos de contemplarlo días y días sin dormir.

Unas horas después de reflexionar sobre mi tipo de relación con él, me decidí a saludarlo:
-Buenos días – dije de manera cordial.
-Hola. - tras un minuto de incertidumbre - ¿Sabes quien soy?
-Creo que sé quien eres, eres el chico al que llevo observando 3 días pero no, ni me suenas, ¿sabes?-dije con un tono irónico.
-Eres un tipo gracioso, ese tipo de comentario lo hubiese dicho yo- dijo entre risas.
-¿Sabes? A veces cuando te observo me pregunto que estará pensado, y no se me dio por pensar que en todo este tiempo de silencio quizás estarías pensando en si empezar a conversar. No me lo he tomado a mal ya que yo suelo ser también un chico muy tímido y lo entiendo.
-Justo eso te acabo de conocer y ya sabes como soy, alucino contigo.

Esas palabras empezaron a penetrar mi mente, me confundían. Mientras reflexionaba, apreciaba más semejanza con él. Conforme más conversación entablábamos, más quería intimar.
Creo que empezé a darme cuenta de lo que realmente pretendía.

-Vistes bien, me gusta tu estilo.
-¿No te resulta familiar?
-Teniendo en cuenta que llevo 5 días sin parar de observarlo, yo diría que un poco.
-Veo que tienes un buen sentido del humor a parte de la vista, quizás no te haga tanta gracia el saber cual es la razón de llevar 5 días sin parar de mirarme.
-No puedo parar por un simple motivo, creo que he encontrado alguien que se asemeja casi en su totalidad a mi persona, creo que es interesante.
-¿Te crees muy culto verdad? Piensas que con un par de palabras inteligentes, y unas cuantas miradas observadoras vas a conseguir mi rendición, y siento comunicarte que esto, no ha hecho más que empezar.

Ahí lo supe, empezó a desafiarme. Me miraba mal, su mirada de cuero se clavaba en mi mente.
Lo tenía que hacer y empecé a planearlo todo.

-¿Te encuentras bien?
-Yo sí ¿Por que lo dices?
-No se empiezas a contestarme cosas que no tienen mucha coherencia con lo que te estoy diciendo, me empiezas a dar miedo..
-¡Otra vez igual! (se levanto y con su puño cerrado lo golpeo)

Ese hombre que observaba durante días se rompió en mil pedazos. Comprendió al ver su mano sangrando que él sería el siguiente y tras un último suspiro del mas sincero dolor, se desplomó y calló inofensivo ante la muerte.

Cúmulo de sentimientos

Pasan las horas, los segundos. A cada cual más bello, a cada cual más horrible, a cada cual más dulce, a cada cual más amargo. Cúmulo de sentimientos, actos concretos, comentarios, preguntas, respuestas, hechos, cosas por hacer. Actitudes que me nublan, me sonríen, me distraen, me hacen sonrojar, hacen que me esfuerce, que desespere, que me esperance, que siga a delante...
A mis dieciséis años de edad lo pienso y es que nada ha variado desde que tengo capacidad de pensar de una manera más profunda e intentar comprender ¡Ojo! Intentar, aún no comprendo, creo que lo entiendo todo, que estoy capacitado para enfrentarme a lo que quiera ponerse en mi camino. Cuando de repente, así, sin más, de la nada. Aparece un ser indefinido, o quizás un sentimiento desconocido, o quizás todo lo pueda englobar un etcétera al final de una oración en la que se narren las millones de cosas por descubrir.
Y tengo que empezar de cero, como el que vuelve a nacer. Lo más curioso es que me encante tanto como lo desprecio. Se que algún día sabré todo lo que he de saber, entonces habré acabado aquí.